Mitología egipcia

Sumergirnos en la mitología egipcia es, tal vez, uno de los caminos más apasionantes para aquellos que aman todo lo que tiene para decirnos la historia de la humanidad. La sola mención de esta mitología nos remite a las imágenes de las maravillosas construcciones que aún perduran luego de miles de años: las pirámides, los templos y todo aquello que ha estimulado nuestra imaginación. Pero ¿Sabemos exactamente a que nos referimos cuando hablamos de mitología egipcia? Tomemos esta oportunidad para conocer uno de los mayores legados que apasionan a expertos y curiosos.

Mitología egipcia

Mitología egipcia, un camino de más de 3.000 años

Establecer una línea de tiempo para comenzar a hablar de mitología egipcia es fundamental. Pero antes digamos que, al referirnos a ella, estamos haciendo referencia al conjunto de creencias religiosas que imperaron en el Antiguo Egipto, desde la época predinástica hasta la imposición, casi definitiva, del cristianismo, en el año 535 de nuestra era.

Fue en tiempos de Justiniano I que, a sangre y espada, el cristianismo se impuso como fe, opuesta a los preceptos politeístas que durante más de 3.000 años dominaron al Antiguo Egipto. Sin embargo, la mitología egipcia dejó marcas indelebles en la historia de la humanidad. Las creencias religiosas que dominaron por aquellas épocas y que dieron lugar al nacimiento de la mitología egipcia, dejaron plasmados en la arquitectura y las artes testimonios sorprendentes que, aún hoy, concitan la atención de historiadores, arqueólogos y antropólogos.

Un dinámico mundo de dioses

Las creencias religiosas que predominaron en el Antiguo Egipto y que hoy podemos agrupar en la mitología egipcia, no siguieron un camino lineal y estático. Por el contrario, fueron objeto de distintas etapas, cada una de ellas con características bien definidas, y que fueron cumpliendo roles esenciales en los procesos de desarrollo de la sociedad y sus gobiernos.

En todo el período que se denomina predinástico que podemos ubicar durante toda la Edad de Cobre, fueron sentándose las bases a lo que, posteriormente, fue la unificación del Valle del Nilo y el conocido Egipto faraónico.

En la época predinástica de la mitología griega, la principal característica de las creencias religiosas imperantes fue la divinización de todos aquellos fenómenos naturales que generaban desconcierto entre el pueblo o que infundían temor.

Mitología egipcia Qué es, dioses, faraones Culto a la vida tras la muerte

Las divinidades que fueron apareciendo en este período tomaron características de ciertos animales. Si bien fueron representados con forma humana, conservaban rasgos definidos como zoomórficos. Horus era representado con forma de halcón. El perro, que merodeaba por las necrópolis, fue considerado el “guardián de las necrópolis” y, posteriormente, se lo llamó Anubis.

Estos dioses, a pesar de su vinculación zoomórfica, fueron necesarios en la configuración de la imagen de familia. Estos dioses eran padres, esposos e hijos de otros dioses.

El período faraónico en la mitología egipcia

Con este profuso panteón de dioses, el período predinástico dio paso al faraónico. Se destaca la unificación de todo el Valle del Nilo, donde los pueblos se agrupaban en el Alto Egipto y Bajo Egipto. Cada pueblo mantuvo sus dioses “originales” y los sacerdotes se afanaron en explicar las vinculaciones de cada uno de ellos con el mundo real.

Egipto era una tierra dominada por el cauce del río Nilo. Sus crecientes marcaban las épocas de siembra y regían los destinos económicos del Antiguo Egipto. Alrededor de este río proveedor se desarrollaba un territorio fértil y una zona desértica.

De esta concepción geográfica, los sacerdotes proveyeron a la mitología egipcia de 3 grandes “regiones” que actuaban como morada de dioses, de acuerdo con su función específica.

El cielo, conocido como Nun, donde habitaba la diosa Nut, considerada la creadora de todos los dioses.

La tierra, habitada por hombres y que comprendía a todos los pueblos que integraban el Antiguo Egipto y aquellos que se relacionaban de diferentes formas con éste. En la tierra moraba Geb, dios creador que era representado tendido debajo de Nut.

Por último, el más allá o Duat, tierra de los muertos que era gobernada, primeramente, por Osiris y luego por Horus.

La mitología egipcia

El culto a la vida después de la muerte

Uno de los aspectos más sorprendentes de la mitología egipcia es la creencia de la inmortalidad de los dioses y faraones. Esta creencia posteriormente se extendió a todos los egipcios y fue la puerta a la práctica del embalsamamiento y la momificación, como así también, a los numerosos templos levantados para que los faraones habitaran luego de su paso por la vida terrenal.

El “Libro de los Muertos” es un majestuoso tratado de 190 fórmulas mágicas que eran talladas en los muros de las tumbas donde depositaban a los difuntos. Estas fórmulas facilitaban el tránsito del espíritu hacia el Duat.

La mitología egipcia, como expresión de un enorme legado cultural, nos permite abordar el conocimiento de todo el panteón de dioses que fueron parte de las distintas etapas a lo largo de las cuales se fue forjando el Antiguo Egipto y que abordaremos en cada uno de los artículos.

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