La leyenda del Sombrerón

Si alguna vez, la noche oscura, de esas en que la luna es esquiva a iluminar tu camino, te sorprende caminando por los polvorientos senderos de algún pueblo andino, es probable que una visita insospechable altere tu tranquilidad. Es el sombrerón, con su negro caballo y sus perros, que ha decidido cruzarse en tu ruta.

La leyenda del Sombrerón

La leyenda del Sombrerón es, ya, parte de los innumerables relatos de muchos de los pueblos de América Latina. Este personaje fantástico ha recorrido cada paraje y en cada uno de ellos sus andanzas son diferentes. El elemento que une a los diferentes relatos sobre esta aparición, es su enorme sombrero negro de anchas alas que cubre su rostro, pero sus “travesuras” van cambiando en cada país donde él hace sus apariciones.

La leyenda del Sombrerón colombiano

Es en este país andino, donde su leyenda cobra más fuerza y en los campos colombianos, todos juran haberse cruzado, aunque sea una vez con este personaje fantasmagórico. Fue en Medellín, a mediados del siglo XIX, cuando la leyenda del Sombrerón se hizo popular entre todos los habitantes de los pueblos cercanos.

Quienes se han topado con el Sombrerón, cuentan que en los caminos más oscuros comienza a sentirse la llegada de un viento helado que cala los huesos, acompañado de un ruido espantoso. Es entonces que puede divisarse la figura de un anciano que viste un enorme sombrero negro de anchas alas que cubre su rostro. Un poncho o ruana negra cubre su cuerpo y monta un caballo negro, que a su paso resopla con fuerza espantosa y grandes bocanadas de un aliento vaporoso salen de su hocico. El Sombrerón va siempre acompañado de dos enormes mastines, también negros, atados a gruesas cadenas que acompañan el galope del corcel del Sombrerón.

Las apariciones del Sombrerón son fugaces, así como llega, se va, sin dejar rastros, pero infundiendo mucho temor a quienes se cruzan en su camino. Dicen los viajeros de los caminos que el Sombrerón es un espíritu pacífico, pero que tiene ciertas predilecciones por perseguir, para espantar, a los juerguistas, borrachos y jugadores cuando vuelven de sus andanzas en el pueblo. Cuando uno de estos descarriados parroquianos se cruza en el camino del Sombrerón, éste los persigue al galope, junto a sus perros, al grito de “si te atrapo, te lo pongo”.

La leyenda del Sombrerón ha sido sumamente efectiva a la hora de redimir “almas descarriadas”. Cuenta esta leyenda que muchos borrachines dejaron la bebida, el juego y la lujuria luego de un aterrador encuentro con este personaje.

Tzitzimite, el sombrerón guatemalteco

Bien distinta es la leyenda del Sombrerón, también conocido como Tzitzimite, que recorre las calles de Guatemala. La leyenda de este personaje, cuenta que, en la Antigua Guatemala, en épocas de la colonia, un hombre ataviado con un enorme sombrero y portando una guitarra, quedó perdidamente enamorado de una hermosa muchacha de largos y negros cabellos.

Esa misma noche, el Sombrerón, que había quedado perdidamente enamorado de la joven, fue hasta su casa y se paró bajo su balcón donde comenzó a darle una serenata con su guitarra. La bella muchacha no salió al balcón, ni comentó lo sucedido a sus padres, pero cada noche el Sombrerón iba hasta su balcón a dar la serenata donde le declaraba su amor. Poco a poco, la muchacha angustiada, dejó de comer y su salud se fue deteriorando lentamente. Los padres decidieron entonces ocultarla en una iglesia.

Pese a que los padres pusieron a la joven bajo la protección de dios, nada cambió y ella seguía sin comer. Una mañana al despertarse, los padres de la joven descubrieron que alguien le había hecho durante la noche una larga trenza en sus hermosos cabellos. Esa noche la joven murió y la leyenda dice que puede verse al Sombrerón paseando por el cementerio. Con su guitarra, cantando sus penas y llorando lágrimas de cristal.

Los guatemaltecos dicen que el Sombrerón visita los establos de los lugares donde viven bellas jóvenes de largas cabelleras, allí agota a los animales de labranza que luego no pueden cumplir sus tareas. Esa es la señal que el ente está rondando la finca y que hay que poner bajo protección a las jóvenes. Para evitar que sus almas sean atrapadas por el Sombrerón, los padres cortan el cabello de sus hijas.

Como vemos, en Guatemala el Sombrerón es un personaje vinculado con tristes historias de amor.

Un caminante de América Latina

Muchos son los pueblos de América que tienen su propia leyenda del Sombrerón, y en cada una de ellas su enorme sombrero negro aparece inalterable, pero en todos lados sus andanzas son diferentes. Por caso, en México, el Sombrerón es un personaje agradable, con las típicas vestimentas de charro y que por las noches se dedica a juntar el ganado suelto y guardarlo en sus respectivos corrales.

El inagotable imaginario popular, da vida a personaje extraños, buenos y malos que resaltan valores y miserias humanas. Como en las viejas fábulas griegas, estos personajes intentan dejar una huella del comportamiento humanos.

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