Patroclo

Patroclo, según la mitología griega, es uno de los grandes héroes surgidos de la Guerra de Troya. Sus acciones son reflejadas en la Ilíada, uno de los grandes poemas de Homero. Sin embargo, a pesar de sus hazañas épicas, es recordado por la profunda relación que lo unía a Aquiles. Es un hecho que existen divergencias entre los poemas homéricos y otros relatos griegos, respecto a la vida de este personaje mitológico.

Patroclo
Björn S… (licencia)

¿Quién era, verdaderamente, Patroclo?

Patroclo era hijo de Menecio de Opus. Sobre la madre existen diversas versiones, ninguna de ellas tomada como la más certera, aunque oficialmente Polimela era la esposa de Menecio y, por tanto, madre de Patroclo.

Siendo muy joven, durante la disputa de unos juegos, en Opus, mató accidentalmente al hijo de Anfidamente por lo que él y su padre debieron huir y buscar refugio en la corte de del rey Peleo – padre de Aquiles – quién adopta, casi como un hijo, al joven de Opus. A partir de aquí, comienza a surgir una gran amistad entre Aquiles y Patroclo que se extenderá hasta la muerte de este último.

La amistad entre el y Aquiles fue creciendo en intensidad, al punto que, llegada la Guerra de Troya, Patroclo se suma incondicionalmente al ejército de Aquiles, en el décimo año de la guerra.

Patroclo y la Guerra de Troya

La prolongada guerra entre griegos y troyanos era el escenario perfecto para las hazañas bélicas de numerosos personajes griegos, convertidos luego en héroes. Entre ellas se destacan las de Odiseo – conocido también como Ulises – y la de los mirmidones, como se conocía al ejército de Aquiles. Según los relatos de Homero, Patroclo se destacaba como un eximio conductor de carruajes durante los combates. Sin embargo, los enfrentamientos casi constantes entre Agamenón y Aquiles hicieron que este último decidiera retirarse de los combates, junto a sus hombres. En esta decisión, Aquiles fue acompañado de manera incondicional por su amigo.

Ya sin los mirmidones en combate, los griegos comenzaron a perder terreno frente al ataque de las fuerzas troyanas, al mando de Héctor. Envalentonados por la deserción de Aquiles y sus hombres, el ejército de Troya estaba confiado en su pronta victoria. Es por eso que, en un último intento por recuperar el terreno perdido, Patroclo pretende convencer a Aquiles de volver al combate. El jefe de los mirmidones se mantuvo firme en restar apoyo a Agamenón, pero Patroclo sabiendo que la imagen de Aquiles infundía temor en sus adversarios, decidió vestirse con la armadura de Aquiles, atacando Troya y obteniendo importantes victorias.

Su audacia iba a tener un final trágico, cuando Héctor decidió enfrentar a quien creía que era Aquiles y con un certero tiro de su lanza, mató a Patroclo. La necesidad de venganza, por parte de Aquiles, por la muerte de su amigo hizo que retornara junto a sus hombres al campo de batalla, definiendo de esta manera el final de la Guerra de Troya.

El homenaje

Tras la muerte de Patroclo, Aquiles dispone que se incinerado en una majestuosa pira funeraria, luego de lo cual organizó una serie de juegos en honor a su amigo muerto. Estos juegos consistían en una serie de pruebas de destreza, que Homero relata en el Canto XXIII de la Ilíada.

Los juegos incluían lucha con armas, carreras a pie, pruebas de arquería, combate cuerpo a cuerpo y se cree que en este homenaje a Patroclo está el origen de los primeros juegos deportivos que comenzaron a desarrollarse en la Antigua Grecia.

La relación de Patroclo y Aquiles

Aunque Homero no lo dice de manera explícita en sus poemas, numerosos estudiosos de la mitología griega han concluido que entre Aquiles y Patroclo existía una relación con un fuerte componente pederasta, debido a la gran diferencia de edad que existía entre estos 2 héroes de la mitología griega.

En esta relación, Patroclo asumía el rol de erómeno, es decir el del joven adolescente en una relación totalmente asimétrica debido a la edad de ambos integrantes. El rol del erastés, el adulto en la relación le correspondía a Aquiles.

Según Esquilo, en su obra trágica Los Mirmidones, donde relata las aventuras del ejército de Aquiles, describe al Jefe de los mirmidones, durante el funeral de Patroclo, llorando sobre el cadáver de éste y alabando su cuerpo y sus besos.

Las relaciones pederásticas eran tomadas con naturalidad entre los antiguos griegos, que en sus relatos mitológicos describen muchas de estas relaciones entre varios de sus personajes.

Patroclo ocupará, finalmente, un lugar entre los grandes personajes de la mitología griega, no por su propia luz sino por su profunda relación con Aquiles y cómo, debido a los avatares de esta relación iba a tener una influencia decisiva en los destinos de la Guerra de Troya.

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