Apolo y Dafne

La mitología griega cuenta con una de las tragedias de amor más profundas. Es la historia de desencuentros amorosos entre Apolo y Dafne. Todos los sentimientos humanos se despliegan en su inmensa magnitud, en este relato mítico. El amor, el odio, la pasión, la virtud y la lujuria son el reflejo de una sociedad griega que quería, a través de sus personajes mitológicos, establecer las enseñanzas a los jóvenes y advertirlos de los peligros que conllevan ciertas actitudes.

Apolo y Dafne, mito completo
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¿Quiénes eran Apolo y Dafne?

Apolo era el hijo de Zeus y Leto, compartía este privilegio con su hermana melliza Artemisa. Era, tal vez, después de Zeus, el dios más influyente de todo el Olimpo. Según la mitología griega, Apolo desempeñaba innumerables funciones como dios. Era el líder de las musas, patrón de la música y la poesía, por eso es común verlo representado con una lira en sus manos. Pero también era considerado el dios de la muerte súbita, las plagas y las enfermedades, y al mismo tiempo era el dios capaz de sanar y de brindar protección contra las fuerzas malignas. Apolo era un dios irascible, temido por el resto de las deidades olímpicas, era vengativo y lujurioso. Se decía que, ante los ataques de ira de Apolo, sólo sus padres podían controlarlo. Siempre fue sumamente desafortunado en el amor, y la tragedia amorosa de Apolo y Dafne son el reflejo de estos fracasos.

Dafne, por su parte era una ninfa de los árboles – más conocidas como dríades – hija de Ladón y de Gea. Dotada de una gran belleza, la joven ninfa se va a convertir, en esta tragedia griega, en la representación de dolor y del sacrificio personal, de la metamorfosis.

El mito de Apolo y Dafne

La historia de amor de Apolo y Dafne combina la pasión, la tragedia y el dolor de un sentimiento no correspondido. También aborda las consecuencias de las venganzas.

Según la mitología griega, a pesar de su belleza e inteligencia, Apolo siempre fue desafortunado para las relaciones amorosas. Estos fracasos en el plano del amor hacían que este dios buscara incansablemente a alguien que colmara sus sentimientos. En esa búsqueda desenfrenada del amor, Apolo conoció y comenzó a cortejar a la bella ninfa del bosque, Dafne. Esta joven menos preocupada por la profundidad de las relaciones, veía los cortejos de Apolo con una inocente gracia.

En cierta ocasión, Apolo se encontraba abocado a dar muerte a la serpiente Pitón, que aterrorizaba a los habitantes de la isla de Delfos. Hasta allí se trasladó el dios, con su arco y sus flechas, acompañado por Dafne. Resultó ser que, hasta el lugar también había llegado para la proeza, el joven y aniñado Eros – Cupido – pero fueron el valor y el arrojo de Apolo quienes terminaron con la vida de Pitón.

Apolo se mostraba exultante por su hazaña y comenzó a burlarse de Eros, haciendo referencia a su aspecto homosexual y de niño. Apolo se dirigió a Eros, tratándolo como “joven afeminado” y señalándole que el arco y la flecha no eran instrumentos para sus manos.

Luego de la ofensa, Eros montó en cólera, tomó dos flechas, una de oro y otra de plomo, que arrojó a Apolo y Dafne, respectivamente. Con la flecha de oro, Apolo quedó totalmente enamorado de la Dafne, en cambio ésta, por el efecto de la flecha de plomo comenzó a sentir un profundo rechazo y desprecio por el dios. Así, Eros se vengaba de las ofensas de Apolo.

Apolo y Dafne, escultura de Bernini
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El desencuentro entre Apolo y Dafne termina trágicamente

Mientras más se profundizaba el rechazo de Dafne por Apolo, el dios más se obsesionaba con perseguir a la joven. El dios recurrió al Olimpo, para solicitar la ayuda necesaria para poder alcanzar a la ninfa, su pedido fue atendido por los dioses y cuando Dafne se vio acorralada por Apolo, rogó a su padre que la protegiera. Fue en ese instante que la piel de Dafne comenzó a

Transformarse en corteza, sus cabellos en hojas y sus brazos en ramas. Al ver esto Apolo se aferró al árbol y, convencido que ya no podría tener a la joven, le juró amor eterno y que las hojas de ese árbol adornarían siempre su cabeza. Así nació el árbol de laurel con sus hojas siempre verdes que coronan la cabeza de reyes y príncipes.

Apolo y Dafne en las artes

El mito de Apolo y Dafne ha inspirado a numerosos artistas plásticos y a escritores. Una de las obras más famosas es la escultura de nuestros personajes, realizada por el italiano Gian Lorenzo Bernini, en el siglo XVII y se encuentra expuesta en la Galería Borghese, en Roma.

El Beso, la pintura del austríaco Gustav Klimt, es una de las obras más representativas del Simbolismo, pintada a principios del siglo XX y retrata a Apolo y Dafne en un beso. En su momento la obra fue catalogada de pornográfica y muy cuestionada, pero con el transcurso del tiempo se convirtió en una pintura emblemática.

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